LA CASA WALCKER.

ALGUNOS DATOS HISTÓRICOS UN VISTAZO A SUS OFICINAS Y TALLERES

En 1781 E. F. Walcker se estableció como constructor de órganos en la pequeña ciudad wurtemberguesa de Cannstatt, cerca de Stuttgart. Después de haber estado establecido durante 40 años en aquella población, la empresa fue trasladada a Ludwigsburg por su hijo, Eberhard Friedrich Walcker, en el año de 1820. Entre 1917 y 1928 el nieto del fundador, el doctor Oscar Walcker, añadió a la empresa de Ludwigsburg la de Frankfurt del Oder y las de Murrhardt-Hausen y Steinsfurt en Baden. Hoy, la dirección de la casa está de nuevo en manos de un Walcker, el nieto del anterior, el maestro de construcción de órganos Werner Walcker-Mayer.

El primero de los tres retratos representa a Eberhard Friedrich Walcker, el patriarca de la construcción alemana de órganos del siglo XIX, cuya invención e introducción del secreto a pistones sig­nifica un progreso decisivo en la construcción de órganos. El se­gundo retrato muestra a su nieto, el doctor Oscar Walcker, muerto en 1948. Este último se ha distinguido por sus esfuerzos dedicados a la reforma del órgano y por el considerable auge que logró dar a la empresa. El tercer retrato a su vez muestra al nieto del doctor Oscar Walcker, el maestro de construcción de órganos Werner Walcker-Mayer, en cuyas manos se encuentra, desde fines del 1948, la di­rección de la empresa.

Nuestras fotografías de taller ofrecen ciertos aspectos de la elabo­ración de la madera, pasando del aserradero de Murrhardt-Hausen por la sala de máquinas al taller donde se construyen los secretos y flautas de madera; aspectos de la elaboración del hierro y de los metales, desde el taller de cerrajería hasta el de soldaduras de flautas; de los talleres de armonización, que representan la culminación artística de la construcción de órganos y, finalmente, de las ofici­nas técnicas de la empresa. En el taller de fundición se funden los metales según las necesidades de los registros respectivos. Las distintas partes del órgano confluyen todas en la gran sala, donde se montan porvia de ensayo, de manera que el órgano es ensayado minuciosamente, en cuanto a su funcionamiento íntegro, en la fá­brica misma, antes de ser entregado. Pasando de la actividad del constructor de órganos a otro taller se puede echar una ojeada a un órgano moderno con secretos correderas y fractura mecá­nica. Se ve, además, la instalación de uno de nuestros grandísimos órganos (1936) con 220 juegos de voces. Por fin les mostramos la hermosa consola del órgano de la Exposición mundial de Barcelona (1929) con 154 registros.

Ponemos mucho esmero en la selección de la madera apropiada. Esta se almacena durante muchos años, a fin de que sea secada al aire para la elaboración y no estemos obligados a emplear madera secada artificialmente. Hemos ido adquiriendo experiencias espe­ciales en lo que se refiere a la conservación de la madera, sobre­todo en cuanto a la acción destructora de animales dañinos de los paises tropicales, puesto que exportamos desde hace más de 100 años a todos los paises del mundo.

Conforme a una vieja tradición las distintas partes del órgano son fabricadas todas en los talleres propios de la casa. El órgano no debe ser un montaje artificioso de partes suministradas por otras fábricas. Tiene que ser un producto uniforme de una sola pieza. Todos los elementos del órgano están acoplados mutuamente a la uniformidad de la fabricación. Atendemos a las peticiones indivi­duales de nuestros clientes hasta en los menores detalles.

Los órganos de la casa Walcker resuenan en: Costa Rica, Méjico, la Argentina, el Brasil, Columbia, Paraguay, Uruguay, Guatemala, San Salvador, Bolivia, Chile, Ecuador, el Perú, España, las Islas Canarias, Portugal e Italia.

Mostramos, por último, el órgano móvil que nuestra casa ha con­struido para la Basílica de San Pedro en ROMA. El número de órganos que desde 1781 hasta hoy han salido de nuestros talleres asciende a 6000.

Las experiencias adquiridas en el mundo entero por seis genera­ciones de la familia Walcker, constructores de órganos de muchos estilos y épocas a través de un espacio de 220 años, han ido am-pliándose y perfeccionándose continuamente en los talleres de la empresa.

12 millones de tubos de todas las tonalidades han salido de nues­tros talleres. 300 constructores de órganos, con 230 máquinas, es­tán trabajando en las cuatro fábricas. Se realizan constantemente experiencias para obtener mejoras técnicas y una sonoridad más perfecta. En el curso de los años la casa ha hecho muchos inventos y descubrimientos nuevos. Debido a sus constantes esfuerzos hacia

•el progreso y el perfeccionamiento, el prestigio de la casa se ha impuesto en todo el mundo. Hombres de ciencia y artistas colabo­ran con la casa en el perfeccionamiento técnico y musical del ór­gano. Los institutos universitarios prestan igualmente su consejo y apoyo. En Ludwigsburg mismo se encuentra la escuela para fu­turos maestros de construcción de órganos universalmente cono­cida, que debe su existencia a la iniciativa de la casa y es hoy un instituto que depende del Estado. También esta escuela colabora muy estrechamente con la casa Walcker. No habiendo sufrido da­ños en la guerra, la empresa pudo producir órgano tras órgano en una serie no interrumpida y alcanzar, en 1951, un punto máximo en la producción y el rendimiento. Casi la mitad de los órganos fabricados se exporta hoy a prasse extranjeros.